No suelo creerme mucho todo el mundo esotérico, pero si es verdad que en ciertas ocasiones, al menos una parte de mí, se deja atrapar por el misticismo de las cuestiones que le rodean. ¿No os habéis preguntado nunca si el destino está escrito o somos nosotros, con nuestras acciones, quienes podemos decidir cómo será? ¿Se puede luchar contra ese destino? ¿Se puede evitar?
Finalmente son todas esas decisiones o casualidades, por muy absurdas o insignificantes que a primera vista nos puedan parecer, las que van marcando nuestra vida y nos van perfilando hasta convertirnos en quienes somos.
Ana y Otto (los protagonistas de “Los amantes del círculo polar”) han tenido que hacer esta reflexión más de una vez. A la edad de ocho años sus destinos se cruzan por casualidad y desde ese momento sus vidas formarán un círculo que se cerrará en Finlandia, al borde del Círculo Polar.
Esta película de Julio Medem es de aquellas que ves “por ver algo” y que acaba atrapándote y te hace reflexionar. Es un drama romántico, sin resultar pesado, narrado simultáneamente desde la perspectiva de cada uno de los protagonistas, desde sus propios ojos.
Tiene detalles que encantan, como los pensamientos de los protagonistas, la banda sonora, la fotografía, los símbolos recurrentes a lo largo de todo el film o, simplemente, el ambiente que se respira en ciertos momentos de la película transportándote hasta Finlandia y haciendo que incluso sientas ese frío que perturba.
Y vosotros, ¿creéis en el destino o sois más de casualidades?
“Comprendí que por dejar a Ana me había quedado sin destino” (Otto)
“Ya no quedan casualidades buenas. La culpa es mía, que las gasté muy rápido” (Ana)
Imagen: http://morirnoestanfacilcomoparece.blogspot.com.es/2011/08/los-amantes-de-circulo-polar.html